Las circunstancias de su regreso influirán en cómo se sienta ante tal tesitura. Hay tres factores fundamentales que harán que el trago sea más dulce o más amargo:
- Si regresa a casa por decisión propia o no.
- Cuánto tiempo haya estado viviendo en el extranjero.
- Qué trato haya mantenido con sus amigos y familia mientras haya estado fuera.
La vivencia de cada regreso es distinta, según cómo interactúen estos tres aspectos.
Dejar un lugar donde se ha vivido viene a ser como una separación, por lo que conviene festejar las despedidas o el adiós y guardar con cariño recuerdos a los que aferrarse. Una fiesta de despedida es muy emotiva y simbólica, tanto para los adultos como para los más pequeños. Como indicador social y emocional de lo que se dispone a dejar atrás, puede ayudarle a afrontar los sentimientos de pérdida y compensar la ausencia con valiosas expresiones de gratitud y regalos que podrá conservar.