¿Cuáles son las principales clases de adicciones propias de los adolescentes?
Durante la adolescencia el cerebro está aún inmaduro y, por ende, más vulnerable. Cuanto más temprano empieza el consumo, más perjudiciales son los efectos a largo plazo.
ALCOHOL
Algunos adolescentes consumen grandes cantidades de alcohol, por ejemplo en botellones. Las consecuencias inmediatas pueden ser muy severas y pueden desembocar en un estado comatoso, en cuyo caso se requerirá atención urgente inmediata en un centro hospitalario.
El consumo ingente de alcohol puede ocasionar la destrucción de dos o tres veces más de neuronas que en un adulto y afecta a la creación de nuevas neuronas. Además, el consumo prematuro de alcohol antes de llegar a ser un adulto joven en torno a los veinte años, duplica el riesgo de alcoholismo.
TABACO
El consumo de tabaco incrementa el riesgo de enfermedades como cáncer, bronquitis crónicas y cardiopatías. Tanto los progenitores como los propios adolescentes suelen ignorar dichos riesgos, ya que sólo se manifiestan a muy largo plazo, varias décadas después de empezar a fumar.
CANNABIS
El consumo habitual de cannabis ralentiza el desarrollo neuronal y afecta a la cognición (la capacidad de pensar y memorizar), por lo que afecta al rendimiento académico, la motivación, la asunción de riesgos y las capacidades psicomotrices. Además, aumenta la probabilidad de trastorno psiquiátrico. Fumar cannabis incrementa los efectos perjudiciales de otras sustancias consumidas, como el alcohol o las anfetaminas, y las consecuencias pueden ser muy graves si la persona conduce un vehículo o un ciclomotor bajo sus efectos.
HÁBITOS ADICTIVOS
Los adolescentes pierden la noción del tiempo y gastan una cantidad inapropiada de tiempo en el hábito en cuestión. Además, abandonan aficiones, sus relaciones sociales sufren y algunos pueden incluso faltar a clase. Cuando los adolescentes no tienen acceso al hábito en cuestión, se nota en su estado de ánimo; pueden mostrarse tristes, desafiantes o incluso agresivos.